¿Podremos ver la primera imagen de un agujero negro?
Dr. Eduardo Ibar, astrónomo del Instituto de Física y Astronomía de la Universidad de Valparaíso (IFAUV) y director Ejecutivo de la Sociedad Chilena de Astronomía (SOCHIAS).
Fue hace casi unos cien años que Albert Einstein postuló la Teoría General de la Relatividad, la cual fue capaz de explicar cómo la fuerza de gravedad y la geometría del universo se conectan. Entre las revelaciones más importantes destacan la explicación de que el universo comenzó con una gran explosión, el llamado Big Bang; como también la existencia de lugares del espacio en que la gravedad es tan enorme que ni siquiera la luz puede escapar de ahí, los llamados agujeros negros.
Por muchos años los agujeros negros han sido estudiados en la Universidad de Valparaíso y el mundo en general, basándonos tanto en las suposiciones lógicas de las teorías como en la observación al mirar el efecto que producen en sus vecindades. Sin embargo, nunca se ha podido ver directamente la sombra de un agujero negro.
La principal limitación para poder ver un agujero negro es que su tamaño estimado es muy pequeño. Por ejemplo, si quisiéramos que el sol forme un agujero negro deberíamos juntar toda la masa de él (2*10^30 kilogramos; un 2 seguido por 30 ceros) en una esfera de diámetro más pequeña que seis kilómetros. Sabemos que existen agujeros negros supermasivos en los centros de las galaxias masivas, que pueden llegar a masas superiores a mil millones de veces la masa del sol. Mientras más masivo es un agujero negro, más grande es su tamaño, y existen solo dos agujeros negros en el universo cuya sombra podríamos ver desde la Tierra. El primero es Sagittarius A*, que se ubica en el centro de nuestra Vía Láctea y el otro está en M87, una galaxia en el centro de la agrupación de galaxias de Virgo.
Hace unos años el telescopio “Atacama Large Millimeter/submillimeter Array (ALMA)” se embarcó en un proyecto internacional de largo plazo para utilizar su gran potencial de observación en colaboración con otros telescopios del mundo. El plan era mezclar las señales y así formar un solo gran telescopio de escala mundial. A este gran proyecto se le llama el “Event Horizon Telescope” (EHT) y tiene por vez única el potencial de observar la sombra y la vecindad los agujeros negros de Sagittarius A* y M87.
Todos los años se reúne un comité internacional de expertos para decidir qué proyectos deberían ser observados por el telescopio ALMA. Recuerdo perfectamente cuando tuve que decidir junto a otros astrónomos sobre si apoyar o no el proyecto del EHT. Como evaluadores estábamos muy de acuerdo con que la ciencia que resultaría de estas observaciones sería de un carácter revelador, único y debía realizarse de todas maneras.
Hace aproximadamente tres años se comenzó a observar con el EHT y sus resultados se han mantenido en absoluto silencio. Este miércoles 10 de abril el consorcio revelará a todo el mundo sus descubrimientos. ¿Habrán visto la sombra de un agujero negro? Estamos todos expectantes.