Estudiantes UV realizan huerto comunitario en microbasural del Quinto Sector de Playa Ancha

Irma Fuentes, del doctorado en Astrofísica, y Nahra Chamorro, de Ingeniería Ambiental, desarrollan la iniciativa.

 

Recuperar los espacios comunitarios en desuso de la población Quinto Sector Ampliación de Playa Ancha para construir un huerto comunitario en forma de terrazas y una vermicompostera que se convertirán en espacios educativos para los habitantes del sector y de las comunidades cercanas es el objetivo del proyecto que desarrollan las estudiantes Irma Fuentes, del  Programa de Doctorado en Astrofísica, que imparte el Instituto de Física y Astronomía de la UV, y Nahra Chamorro, de Ingeniería Ambiental.

Irma Fuentes, directora del proyecto y presidenta de la agrupación comunitaria ambiental sin fines de lucro Ruta Sustentable, explica que buscan “una solución que proteja los espacios destinados a áreas verdes de la población que se encuentran abandonados, para darles un uso beneficioso para la comunidad”.

“En este cerro abunda vegetación propia del sector costero de Valparaíso como colliguay, chaguales, espinos, adesmias, litre, boldo, pata de guanaco, orquídeas endémicas -como la Bipinnula fimbriata y la Chloraea Bletioides, y en peligro de extinción, como la Chloraea disoides-, además de plantas geófitas en estado vulnerable como la Calydorea xiphioides, que han sido especialmente afectados por la actual pandemia”, añade.

La estudiante indica que “hay especies en riesgo de desaparecer por ocupaciones ilegales de terrenos que han destruido la flora propia de este lugar que colinda con el Santuario de la Naturaleza Acantilados Federico Santa María, aumentando la erosión del suelo y el peligro de incendios”.

“La idea del huerto comunitario nació como una vía de escape al estrés que ha generado en algunos vecinos el perder su trabajo por la pandemia. Ellos han volcado sus energías en la creación del huerto, con el fin no tan solo de conectarse con la naturaleza y escapar de los problemas causados por la pandemia, sino que también para apoyar a los vecinos más necesitados del sector a través de trabajo y/o con hortalizas para su comida”, asegura.

A pesar de que han postulado a diversos fondos de financiamiento, en la actualidad solo cuentan con herramientas de mano para las faenas. “Estamos trabajando con un chuzo, una pala, un harnero y maderas recicladas que hemos encontrado en los microbasurales del cerro. Estamos a la espera de donación de pallets para construir una vermicompostera, en la que todos los vecinos podrán echar su basura orgánica para crear humus que abonará las terrazas”, explica.

En tanto, Nahra Chamorro señala que el objetivo es “mitigar el impacto de la crisis climática a través del cultivo, la autogestión de alimentos y embelleciendo los espacios para la comunidad”.

“La urbanización cada vez se adueña más de los espacios, trayendo problemas como la contaminación, la sobrepoblación, suciedad o aumento de la temperatura. Este lugar se eligió porque habitan especies únicas en el mundo, como la tahay y orquídeas, además de matorral esclerófilo adaptado a la escasez hídrica”, agrega.

La estudiante asegura que esperan “rescatar la belleza de la zona en acantilados donde habitan chungungos y cerros verdes que son el hábitat de aves como la loica, golondrinas y zorzales. La gente debe entender que el planeta no es solo para los humanos y que es importante no acabar con la biodiversidad. Esperamos aumentar la conciencia ambiental en la comunidad mediante actividades de intervención y educación con participación ciudadana”.