Académica UV explica la baja matricula femenina en carreras STEM
Estudio reveló que sólo un 24 por ciento del ingreso a carreras tecnológicas corresponde a mujeres.
La segregación de género en campos de estudio en la educación superior tiene implicancias significativas para la desigualdad social. La baja representación de mujeres en disciplinas denominadas STEM (acrónimo de los términos en inglés Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas) tiene efectos relevantes no solo desde el punto de vista económico, sino también genera un sesgo en el desarrollo del conocimiento y la producción científica y tecnológica, entre otros aspectos.
La doctora Andrea Vera, académica del Instituto de Matemática de la Universidad de Valparaíso, quien además es parte del equipo multidisciplinario, que realizó el estudio denominado “Brechas de Genero en áreas STEM”, junto a las investigadoras Andrea Canales, María Isabel Cortez y Mariel Sáez de la PUC, señala que existe numerosa evidencia que ha mostrado que la subrepresentación femenina tiene, entre otros aspectos, impacto directo sobre el tipo de drogas que se desarrollan en la investigación médica.
“En un estudio publicado en Nature (Nowogrodzki, 2017), se encontró que entre 2004 y 2013 mujeres en Estados Unidos sufrieron más de dos millones de eventos adversos relacionados con la ingesta de medicamentos, comparado con 1,3 millones reportados por los hombres”, afirma Andrea Vera.
La académica UV agrega que “según la Radiografía de Género en Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación 2020 del Ministerio de Ciencia, el porcentaje de mujeres matriculadas en carreras de pregrado en Chile alcanzó un 55 por ciento el año 2020. Sin embargo, al observar las matrículas por disciplina, nos encontramos con que las carreras del área de tecnología solo cuentan con un 24 por ciento de ingreso femenino y las de ciencias básicas un 47 por ciento. En contraste, en aquellas vinculadas con las ciencias sociales y la salud, el ingreso se estima en un 65 y 73 por ciento, respectivamente”.
También añade que las disparidades de género no solo se circunscriben al pregrado, sino que se extienden también al postgrado.
“En 2020, el porcentaje de matrícula femenina en programas de magíster y doctorado del área de tecnología fue 24 y 33 por ciento, respectivamente”.
La doctora Vera explica que los resultados indican que existe una importante heterogeneidad dentro de las disciplinas STEM, la que debe ser considerada a la hora de diseñar medidas orientadas a reducir estas inequidades.
La académica UV puntualizó que “las mayores brechas de género se encuentran en disciplinas STEM con un alto componente matemático (Física, Matemáticas, Ingenierías y Computación), en comparación con aquellas asociadas a ciencias de la vida (como Química o Biología). Por otro lado, nuestros resultados sugieren que la fuga de mujeres de áreas STEM ocurre en etapas posteriores a la formación de pregrado”.
Asimismo, explicó que la feminización de las labores domésticas y de cuidado así como también los climas organizacionales hostiles, entre otros aspectos, son parte de las dificultades que encuentran las mujeres para su progresión y consolidación profesional.
El estudio de las investigadoras, que se centró en la formación universitaria y etapas posteriores de carreras STEM, tiene por objetivo general realizar un diagnóstico sobre las brechas de género en este tipo de carreras en Chile y generar propuestas para avanzar en reducirlas.
El estudio también indagó sobre la fuga de mujeres de áreas STEM, que ocurre en etapas posteriores a la formación de pregrado. Para ello las investigadoras realizaron análisis comparados, utilizando datos de la encuesta Gender Gap in Science (2020).
“Se identificaron dos principales nudos críticos: por un lado, interrupciones en las trayectorias laborales y, por otro, experiencias negativas relativas al clima organizacional. Respecto de las interrupciones laborales, análisis descriptivos indicaron que las mujeres interrumpen en mayor medida sus carreras que los hombres. En Chile, un 42 por ciento de las mujeres encuestadas declaró haber tenido alguna interrupción en su carrera laboral desde que recibió su título más alto (último grado académico), mientras que solo un nueve por ciento de los hombres declaró lo mismo”, resalta Vera.
El segundo nudo crítico que detectaron las investigadoras refiere a aspectos relacionados con el clima organizacional, en particular la relación con la jefatura y la exposición a situaciones de acoso.
“En la etapa doctoral, un 42 por ciento de las mujeres en Chile declara tener excelente relación con su supervisor o supervisora, versus un 59 por ciento de sus colegas varones. En la misma etapa, un 16 por ciento de las mujeres responde que tiene una mala o regular relación con su supervisor o supervisora mientras que solo el siete por ciento de los hombres responde que la relación es regular y un cero por ciento la califica como mala”.
Además, en Chile un 40 por ciento de las mujeres encuestadas respondió afirmativamente a la opción “Supe de alguien más que fue víctima de acoso sexual”, porcentaje similar al de hombres que afirma lo mismo en un 37 por ciento.
El estudio también presentó una serie de propuestas y recomendaciones orientadas a ayudar a acortar la brecha de género en las áreas STEM, como promover el ingreso a las carreras universitarias, principalmente a las de alto componente matemático; generar medidas que apoyen las trayectorias académicas de mujeres y mejorar el clima organizacional en esta área.
“La primera línea de propuestas está orientada a promover una mayor participación de mujeres en carreras de pregrado STEM. La segunda y tercera línea de propuestas buscan apoyar la retención, promoción y progresión de mujeres en carreras académicas”, concluye Andrea Vera.
El estudio ha sido presentado en las comisiones de Mujeres y Equidad de Género y de Ciencia y Tecnología de la Cámara de Diputadas y Diputados y también en la de Educación y Cultura del Senado.