Tinder: citas, amigos y neurociencia: ¿cómo el cerebro codifica la experiencia de una primera cita?

Neurocientífico entrega las claves sobre cómo es percibida la interacción social después del primer encuentro.

¿Has tenido alguna vez una cita en Tinder? Imagina que haces match con alguien y vas a tu primera cita. Antes de conocerse en persona hay cierta expectación positiva, pero en realidad no sabremos lo que sucederá sino hasta después de concretar el encuentro. Justo al llegar al lugar de la cita podríamos congelar esa escena e intuir que hasta ese punto existen dos posibilidades, que esta nueva persona nos guste o no.

¿Y eso de qué dependerá? “Bueno, principalmente de la experiencia que tengamos. Si la experiencia fue positiva, seguramente volveríamos a una segunda cita, pero si no fue la cita mágica y especial que esperábamos, y en realidad fue todo lo contrario, será la primera y la última. En este último caso, la próxima vez que recibamos un mensaje, probablemente haremos ‘ghosting’ o cualquier estrategia para evadir una posible próxima interacción”, responde el magíster en Neurociencias de la Universidad de Valparaíso y actual doctorando en Neurociencias por la Universidad de Ginebra, Suiza, Pedro Espinosa, quien investiga, entre otros aspectos, cómo es percibida la interacción social por nuestro cerebro.

El neurocientífico agrega que “en el laboratorio estudiamos el comportamiento social. Específicamente una componente de este a la que llamamos ‘valencia social’. Éste término hace referencia a cómo es percibida la interacción social después del primer encuentro, si podemos hacer la analogía, después de la primera cita”.

Espinosa adelanta que usando ratones como un modelo de interacción social se puede determinar que, al igual que en los humanos, todo depende de la primera interacción.

“Específicamente, si hay interés mutuo decimos que es placentera (positiva). Por el contrario, si hay evasión y agresión, decimos que es aversiva (negativa). Si es positiva, el comportamiento que se generará en el futuro será buscar una segunda interacción (aproximación); por el contrario, si es negativa se generará una aversión y por consiguiente una evasión entre los sujetos”, asegura.

Asimismo, el investigador señala que desde el punto de vista neurocientífico se han enfocado en el proceso cerebral que codifica la valencia social.

“En ese contexto hemos estudiado el Núcleo Accumbens, región del cerebro que está involucrada en el procesamiento del placer y la recompensa. Ahí recae en general la naturaleza recompensante de las interacciones sociales. Precisamente, hemos determinado que un grupo de neuronas del Núcleo Accumbens se activa tanto con la interacción social positiva como con la negativa. Estas neuronas, a su vez, están conectadas directamente con la corteza Insular”, detalla.

Espinosa destaca que “adicional e interesantemente, este circuito Insula-Accumbens exhibe una plasticidad sináptica específica para cada interacción, es decir, la comunicación entre estas dos regiones del cerebro cambia y moldea las sinapsis de manera diferente al tratarse de una interacción de valencia positiva o negativa, dando origen a una ‘memoria’ que es responsable de instruir el proceso de ‘acercamiento’ o ‘evasión’ en el segundo encuentro”.

Pero ¿cómo es posible que el mismo circuito cerebral sea responsable de comportamientos opuestos, y a su vez la plasticidad sináptica que exhibe sea diferente?

“Una respuesta simple es la frecuencia. Hemos visto que este circuito se activa a diferentes frecuencias dependiendo si el estímulo es positivo o negativo. A bajas frecuencias se codifica una valencia positiva; a frecuencias más elevadas, una interacción negativa. Por consiguiente, podemos decir que el circuito Insula-Accumbens es responsable de codificar la valencia social tanto positiva como negativa. Dependiendo de la naturaleza de la interacción, este circuito se activa a diferentes frecuencias, lo que genera un aprendizaje a nivel cerebral que posteriormente instruirá el comportamiento, es decir, que los sujetos busquen una segunda interacción o una evasión a esta. Por lo tanto, la próxima vez que tengamos una cita Tinder sabremos que esa primera impresión será codificada en nuestro cerebro y que luego ese aprendizaje lo usaremos para evadir o concretar una segunda cita”, concluye.

Pedro Espinosa se tituló de químico farmacéutico de la Universidad de Valparaíso y luego se graduó de magíster en Ciencias Biológicas mención Neurociencias, programa que imparte la misma casa de estudios.

Para profundizar más sobre su investigación, el jueves 20 de enero, a las 12 horas, Pedro Espinosa ofrecerá la conferencia «Social valence dependent synaptic plasticity instructs approach/avoidance behavior”, evento con el cual culminará la versión 2021 del exitoso ciclo Seminarios Científicos del Centro de Neurobiología y Fisiopatología Integrativa de la Universidad de Valparaíso, CENFI-UV.